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Sudáfrica: ¿Genocidio blanco?

Sudáfrica: ¿Genocidio blanco?

En los últimos años, ha surgido un intenso debate sobre la violencia dirigida contra la población blanca en Sudáfrica, especialmente contra los agricultores blancos. Algunos grupos y figuras políticas han afirmado que se está cometiendo un genocidio contra los blancos en el país, mientras que otros sostienen que la violencia no tiene motivaciones raciales y que tales afirmaciones son exageradas o infundadas.CuerpoSegún datos recientes, en 2020 se registraron 59 asesinatos de agricultores blancos en Sudáfrica, lo que representó un incremento del 30% en comparación con el año anterior. Quienes apoyan la teoría del genocidio señalan que la mayoría de los atacantes son negros, sugiriendo que la violencia podría estar motivada por razones raciales. Esta narrativa ha ganado tracción internacional, con figuras públicas afirmando que existe un plan sistemático para eliminar a la población blanca, incluso vinculándolo a políticas de redistribución de tierras.Sin embargo, estas afirmaciones han sido cuestionadas por expertos y autoridades. Estadísticas muestran que los blancos representan solo el 1,8% de las víctimas de asesinato en Sudáfrica, mientras que los negros constituyen el 80%. Además, se ha destacado que la mayoría de los ataques a agricultores blancos están relacionados con robos y disputas locales, no con un patrón de persecución racial. El gobierno sudafricano ha rechazado rotundamente la idea de un genocidio, calificándola de falsa y afirmando que las cifras criminales no respaldan esta narrativa. También se ha señalado que los blancos, aunque minoría, siguen controlando una parte significativa de la riqueza del país, lo que contradice la idea de una eliminación sistemática.La teoría del genocidio ha sido amplificada por grupos de extrema derecha y en redes sociales, donde se mezclan hechos con desinformación. Aunque la violencia contra los agricultores es real y preocupante, los expertos coinciden en que no hay evidencia de una campaña racial sistemática, sino que los incidentes están más ligados a problemas económicos y criminalidad generalizada.En resumen, aunque existe violencia contra los agricultores blancos en Sudáfrica, no hay pruebas suficientes para calificarla como un genocidio. La mayoría de los análisis apuntan a que los motivos son principalmente económicos y criminales, no raciales. Sin embargo, la situación sigue siendo un desafío que requiere atención para garantizar la seguridad de todos los ciudadanos sudafricanos, independientemente de su raza.

Revés de Putin y Orbán

Revés de Putin y Orbán

Una derrota inesperada sacude los cimientos del poder de Vladimir Putin y Viktor Orbán, líderes de Rusia y Hungría. Lo que parecía un camino firme hacia sus objetivos se ha transformado en un revés que ninguno de los dos anticipó, con repercusiones que resuenan en los ámbitos militar, económico y político. Este giro de los acontecimientos ha puesto en jaque su autoridad y ha expuesto grietas en sus estrategias, dejando a ambos enfrentando desafíos sin precedentes.El conflicto en Ucrania es el epicentro de la crisis para Putin. Lo que se proyectaba como una operación rápida y contundente se ha convertido en una guerra prolongada que desgasta a Rusia. Las fuerzas ucranianas, respaldadas por una coalición internacional, han resistido con una tenacidad que ha sorprendido a muchos. Lejos de una victoria, Rusia acumula pérdidas humanas y materiales, mientras su economía sufre el impacto de sanciones que la han aislado del mundo. Este fracaso ha debilitado la imagen de Putin como líder invencible y ha generado tensiones internas que amenazan su control.Para Orbán, el panorama es igualmente sombrío. Hungría, aliada cercana de Rusia, enfrenta ahora las consecuencias de esta relación en un contexto europeo hostil. La Unión Europea ha intensificado la presión sobre Orbán para que abandone su postura ambigua respecto al conflicto y se alinee con las políticas del bloque. En un reciente encuentro de líderes europeos, Hungría cedió ante las demandas y apoyó sanciones contra Rusia, un cambio forzado que marca una derrota para Orbán. Este giro no solo debilita su posición frente a Putin, sino que también lo expone a críticas dentro de su propio país, donde las protestas contra su gobierno ganan fuerza.El descontento en Hungría añade otra capa de vulnerabilidad para Orbán. Miles de ciudadanos han salido a las calles, hartos de sus políticas y de la dirección que ha tomado el país. Esta agitación interna, combinada con la presión externa, pone en duda la estabilidad de su liderazgo. Para Putin, la pérdida de apoyo de un aliado clave como Hungría agrava su aislamiento y refuerza la percepción de que su influencia en Europa se desvanece.En conclusión, esta derrota inesperada tiene un alcance profundo. Para Putin, el estancamiento en Ucrania y el cerco económico amenazan su legado. Para Orbán, la cesión ante Europa y la creciente oposición interna cuestionan su futuro. Ambos líderes, que alguna vez se creyeron intocables, ahora enfrentan las consecuencias de un revés que no vieron venir.

Orbán tensiona la UE con Putin

Orbán tensiona la UE con Putin

En un contexto de crecientes tensiones entre Hungría y la Unión Europea (UE), el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha desatado una guerra abierta con Bruselas debido a sus controvertidas decisiones políticas y su relación con el presidente ruso, Vladimir Putin. Esta situación ha puesto en entredicho la unidad europea, especialmente en momentos críticos como la respuesta a la invasión rusa de Ucrania y las políticas energéticas del bloque.El conflicto se intensificó tras la visita de Orbán a Moscú el 5 de julio de 2024, donde se reunió con Putin en lo que describió como una "misión de paz". Sin embargo, esta acción fue recibida con críticas por parte de líderes europeos, quienes consideran que el viaje no solo desafió la postura común de la UE frente a Rusia, sino que también debilitó los esfuerzos por aislar a Moscú tras su agresión en Ucrania. La reunión ocurrió pocos días después de que Hungría asumiera la presidencia rotatoria del Consejo de la UE, lo que agravó las críticas de Bruselas. Los líderes europeos dejaron claro que Orbán no representaba al bloque en este encuentro y que carecía de mandato para negociar en su nombre.La relación entre Orbán y Putin no es un fenómeno reciente. Ambos han mantenido un vínculo estrecho durante años, con encuentros previos como el de octubre de 2023 en Pekín, descrito como "cordial". No obstante, la visita de julio de 2024 resultó especialmente polémica por su timing, justo cuando la UE preparaba nuevas sanciones contra Rusia y un mayor respaldo militar a Ucrania. Para muchos, este movimiento reflejó un intento de Orbán por posicionarse como mediador entre la UE y Rusia, una postura que ha generado rechazo entre sus socios europeos.Otro punto de fricción es la dependencia energética de Hungría respecto a Rusia. El país importa alrededor del 85% de su gas natural y el 65% de su petróleo de Moscú, lo que lo convierte en uno de los miembros de la UE más ligados a la energía rusa. A pesar de los esfuerzos del bloque por diversificar sus fuentes energéticas y reducir la influencia rusa, Orbán ha resistido estos cambios. En junio de 2024, Ucrania sancionó a la empresa rusa Lukoil, afectando el suministro de petróleo a Hungría y Eslovaquia. Orbán pidió la intervención de Bruselas, pero la Comisión Europea rechazó mediar, argumentando que no había un riesgo inmediato para el suministro. Esta decisión desató acusaciones de Budapest contra la UE por supuesta parcialidad.El enfrentamiento no se limita a la política exterior o la energía. Bruselas ha cuestionado repetidamente el estado de derecho en Hungría, señalando problemas como la corrupción, la falta de independencia judicial y las restricciones a la prensa y las ONG. En mayo de 2025, la Comisión Europea amenazó con actuar si Hungría aprobaba una ley que crearía una Oficina de Protección de la Soberanía para investigar a organizaciones con financiación extranjera, vista como un ataque a la sociedad civil y los medios independientes. La UE expresó "serias preocupaciones" y exigió su retirada, advirtiendo con posibles sanciones.Orbán ha respondido a estas presiones con una retórica desafiante, presentándose como defensor de la soberanía húngara frente a lo que califica como "burócratas de Bruselas". Esta postura le ha ganado apoyo entre sus seguidores nacionalistas, pero ha aislado aún más a Hungría en el seno de la UE. En agosto de 2024, como medida simbólica, la Comisión Europea trasladó una reunión clave de ministros de Budapest a Bruselas, en represalia por las acciones de Orbán.La relación con Putin también ha levantado alarmas sobre la seguridad europea. En mayo de 2025, los servicios secretos ucranianos detuvieron a dos presuntos agentes al servicio de Orbán, acusados de integrar una red de espionaje militar. Hungría respondió expulsando a dos diplomáticos ucranianos, lo que tensó aún más las relaciones con Kiev y reflejó la creciente desconfianza en la región.En conclusión, los lazos entre Viktor Orbán y Vladimir Putin, combinados con su desafío a las políticas de la UE, han colocado a Hungría en una posición cada vez más conflictiva con Bruselas. Desde su dependencia energética de Rusia hasta su resistencia a las normas democráticas del bloque, las decisiones de Orbán siguen generando tensiones que podrían tener repercusiones duraderas para la unidad y la seguridad de la Unión Europea.

¿Recesión necesaria en EE.UU.?

¿Recesión necesaria en EE.UU.?

La economía estadounidense atraviesa un momento de incertidumbre en 2025, marcado por un crecimiento económico ralentizado y temores crecientes sobre una posible recesión. En el primer trimestre del año, el Producto Interno Bruto (PIB) de Estados Unidos se contrajo un 0,3%, un cambio drástico tras un crecimiento del 2,4% en el último trimestre de 2024. Este retroceso ha avivado debates sobre si esta desaceleración podría ser un ajuste necesario para corregir desequilibrios económicos o si, por el contrario, representa un riesgo mayor para la estabilidad global.El principal catalizador de esta situación parece ser la política comercial impulsada por la administración actual, caracterizada por la imposición de aranceles significativos a las importaciones. Estas medidas, destinadas a proteger la industria local, han generado efectos no deseados. Las empresas, anticipándose a los aranceles, aumentaron masivamente las importaciones a principios de 2025, lo que contribuyó al descenso del PIB al inflar el déficit comercial. Sin embargo, tras la entrada en vigor de los aranceles en abril, el consumo se ha estancado, ya que los hogares, preocupados por el aumento de precios, han reducido sus gastos. El índice de confianza del consumidor, que mide el optimismo económico, cayó a su segundo nivel más bajo desde 1952, reflejando una creciente inquietud entre los estadounidenses.El mercado laboral, tradicionalmente un pilar de la economía estadounidense, también muestra signos de debilitamiento. Aunque la tasa de desempleo se mantenía en un sólido 4% a inicios de 2025, equivalente al pleno empleo, las proyecciones indican que podría alcanzar el 5% en 2026. Este aumento, aunque modesto, implica una transición hacia el desempleo involuntario, lo que podría agravar la percepción de inseguridad económica. Además, los consumidores, enfrentados a la posibilidad de alzas en los precios debido a los aranceles, están optando por acumular existencias de bienes, un comportamiento que impulsa las ventas a corto plazo, pero que no es sostenible.En los mercados financieros, la volatilidad se ha disparado. Los inversores, desconcertados por la incertidumbre en la política comercial, han adoptado una postura cautelosa, lo que se refleja en un índice de "miedo y codicia" que permanece en niveles de "miedo extremo" desde marzo. Esta desconfianza ha llevado a pérdidas significativas en los mercados bursátiles, afectando especialmente a los ahorros de muchos ciudadanos, que en su mayoría están invertidos en acciones a través de fondos de pensiones.Sin embargo, algunos analistas argumentan que esta desaceleración podría ser un mal necesario. La economía estadounidense, que ha disfrutado de un crecimiento robusto en los últimos años, podría estar enfrentando una corrección para enfriar sectores sobrecalentados, como el consumo excesivo y la acumulación de deuda pública. Los programas de estímulo masivo implementados en años anteriores han mantenido a flote la economía, pero a costa de un aumento en la deuda nacional. Una recesión controlada, según esta perspectiva, podría permitir un reequilibrio sin caer en una crisis prolongada.Por otro lado, los críticos advierten que los riesgos son considerables. La incertidumbre generada por la política comercial no solo afecta a Estados Unidos, sino que tiene repercusiones globales. Las represalias comerciales de socios como China y Europa podrían agravar la situación, reduciendo el crecimiento económico mundial. Además, la inflación, que había disminuido significativamente desde su pico en 2022, podría repuntar debido a los costos adicionales impuestos por los aranceles, lo que complicaría las decisiones de la Reserva Federal sobre las tasas de interés.A pesar de estas preocupaciones, no todos los indicadores son negativos. Algunos sectores, como el consumo interno, han mostrado resistencia, impulsados por compras anticipadas de bienes duraderos. Asimismo, la economía estadounidense sigue siendo una de las más dinámicas del mundo, con una capacidad comprobada para adaptarse a desafíos. La pregunta clave es si esta desaceleración será un ajuste pasajero o el preludio de una recesión más profunda.En conclusión, la situación económica de Estados Unidos en 2025 plantea un dilema complejo. Mientras algunos ven en esta ralentización una oportunidad para corregir excesos, otros temen que las políticas actuales puedan desencadenar una crisis más severa. La respuesta dependerá de cómo evolucione la confianza de los consumidores, la estabilidad de los mercados y la capacidad de las autoridades para mitigar los impactos de las tensiones comerciales. Por ahora, el mundo observa con atención, consciente de que las decisiones tomadas en Washington tendrán ecos mucho más allá de sus fronteras.

Milei apuesta por dinero negro

Milei apuesta por dinero negro

En un giro inesperado y polémico, el político argentino Javier Milei ha puesto sobre la mesa una propuesta que sacude los cimientos del debate económico en el país: utilizar el dinero no declarado, conocido como "dinero negro", para rescatar la maltrecha economía argentina. La idea, presentada como una solución pragmática ante la crisis, busca canalizar recursos que actualmente escapan al control fiscal hacia proyectos que impulsen el desarrollo y el crecimiento.El "dinero negro" hace referencia a fondos que no han sido registrados ante las autoridades tributarias, ya sea por evasión fiscal o por provenir de actividades al margen de la ley. En Argentina, un país con una larga historia de economía informal y fuga de capitales, se estima que una cantidad significativa de dinero circula fuera del sistema formal. Esta realidad ha sido tanto un obstáculo como una oportunidad para quienes buscan respuestas creativas a los problemas estructurales del país.Milei, conocido por sus posturas libertarias y su crítica al intervencionismo estatal, ha planteado un mecanismo para atraer estos fondos ocultos. Su plan consiste en ofrecer incentivos a quienes poseen dinero no declarado, como amnistías fiscales temporales y garantías legales, a cambio de que inviertan en sectores clave como infraestructura, energía y tecnología. Según sus declaraciones, esta estrategia podría inyectar miles de millones de dólares en una economía que enfrenta alta inflación, desempleo y una persistente escasez de divisas.La propuesta no ha pasado desapercibida y ha desatado un torbellino de reacciones. Economistas ortodoxos han advertido sobre los riesgos de legitimar flujos de dinero opacos, argumentando que podría abrir la puerta a la corrupción y al lavado de activos. "Es una apuesta peligrosa que podría debilitar aún más la confianza en las instituciones", señaló un analista. Por el contrario, algunos empresarios y partidarios de Milei ven en esta medida una oportunidad única para reactivar la inversión y aprovechar recursos que, de otro modo, permanecerían fuera del alcance del Estado.Las implicaciones de esta iniciativa son profundas. Si se lleva a cabo con éxito, podría marcar un punto de inflexión en la lucha contra la crisis económica, generando empleo y dinamizando sectores estratégicos. Sin embargo, el desafío reside en la implementación: garantizar transparencia y evitar que el plan se convierta en un refugio para actividades ilícitas será crucial para su legitimidad. En un país polarizado, la visión de Milei pone a prueba los límites entre innovación y riesgo, mientras Argentina busca desesperadamente una salida a su laberinto económico.

China al límite por aranceles

China al límite por aranceles

China enfrenta una crisis económica sin precedentes debido a los aranceles impuestos por Estados Unidos, que han escalado hasta niveles históricos. La guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo ha alcanzado un punto crítico, con tarifas estadounidenses que llegaron al 145% sobre productos chinos y represalias chinas que gravan bienes estadounidenses con hasta un 125%. Esta escalada, iniciada en abril de 2025, ha desestabilizado las cadenas de suministro globales y ha generado temores de una recesión mundial.La economía china, fuertemente dependiente de las exportaciones, está sintiendo el impacto. Las exportaciones a Estados Unidos, que representan una parte significativa del crecimiento económico del país, cayeron drásticamente en los últimos meses. La actividad manufacturera se contrajo a su nivel más bajo en 16 meses, con fábricas ralentizando producción y despidiendo trabajadores. Sectores clave como la electrónica, los juguetes y los textiles enfrentan graves dificultades, con productos acumulándose en almacenes debido a los altos costos que los aranceles imponen en el mercado estadounidense. Empresas como las que producen bienes de consumo y juguetes, que dependen en gran medida de la mano de obra barata china, advierten que los precios están aumentando, lo que afecta tanto a los consumidores estadounidenses como a los fabricantes chinos.Beijing ha respondido con medidas de estímulo económico, incluyendo recortes en las tasas de interés y una inyección masiva de liquidez para estabilizar los mercados. El Banco Popular de China redujo la tasa de referencia en mayo de 2025 y anunció una bajada en los requisitos de reserva bancaria, liberando miles de millones de yuanes al sistema financiero. Sin embargo, analistas advierten que estas medidas pueden ser insuficientes para contrarrestar el daño de los aranceles y otros desafíos internos, como la crisis inmobiliaria y el desempleo juvenil. Además, China busca diversificar sus mercados y reducir su dependencia de Estados Unidos, pero este proceso llevará tiempo y no compensará las pérdidas inmediatas.La retórica entre ambos países sigue siendo dura. Mientras Washington insiste en equilibrar el comercio y proteger su industria, Beijing promete "luchar hasta el final", lo que sugiere que la guerra comercial podría intensificarse aún más. Aunque se logró una tregua temporal en mayo de 2025, reduciendo los aranceles estadounidenses al 30% y los chinos al 10% por 90 días, la incertidumbre persiste. Los puertos estadounidenses reportan una caída en los buques provenientes de China, y las bolsas globales fluctúan ante cada nuevo anuncio.El impacto trasciende a China y Estados Unidos. Los consumidores estadounidenses enfrentan aumentos de precios en bienes esenciales, desde electrónicos hasta juguetes, mientras que las empresas estadounidenses advierten sobre la dificultad de reubicar sus cadenas de suministro fuera de China en el corto plazo. En China, el gobierno enfrenta presión para mantener su objetivo de crecimiento del 5% para 2025, lo que podría requerir un estímulo fiscal adicional de cientos de miles de millones de dólares.La situación plantea un dilema: continuar la confrontación arriesga una ruptura económica global, pero ceder podría debilitar la posición de ambas potencias. Por ahora, China está al borde de un punto de no retorno, con su economía tambaleándose bajo el peso de los aranceles y la incertidumbre sobre el futuro de su relación comercial con Estados Unidos.

Algo extraño en Hong Kong

Algo extraño en Hong Kong

Hong Kong era una ciudad conocida por sus rascacielos, su estado de derecho y su aperturismo. Sin embargo, en los últimos dos años el territorio ha experimentado cambios profundos que han sacudido su vida política, económica y social. La aprobación en marzo de 2024 de la Ordenanza para Salvaguardar la Seguridad Nacional (artículo 23) marcó un punto de inflexión. Esta norma, que amplía la Ley de Seguridad Nacional impuesta por Pekín en 2020, introduce delitos como traición, sabotaje o robo de secretos de Estado y prevé penas de cadena perpetua. Desde su entrada en vigor, al menos 16 personas han sido detenidas por sedición y cinco de ellas encarceladas por actos pacíficos como llevar camisetas con lemas, criticar al gobierno en internet o escribir consignas en los asientos de un autobús. La norma refuerza la presunción contra la libertad bajo fianza e incluso permite negar la liberación anticipada a quienes ya cumplen condena si se considera que su salida “contraviene la seguridad nacional”. Organizaciones de derechos humanos denuncian que más de 1 900 personas se encuentran presas por motivos políticos desde 2019 y que 45 figuras prodemocracia fueron condenadas a entre cuatro y diez años de prisión por organizar unas primarias informales en 2020.La represión no se limita al territorio. Las autoridades han extendido el alcance del artículo 23 a activistas exiliados: se han emitido órdenes de arresto y se han cancelado pasaportes de trece personas en el extranjero, acompañadas de recompensas de hasta un millón de dólares de Hong Kong. A finales de julio de 2025, la policía anunció recompensas para 19 activistas exiliados acusados de “subversión” y, en agosto, retiró los pasaportes de doce de ellos. Este uso extraterritorial de la normativa demuestra la disposición de Hong Kong a perseguir la disidencia más allá de sus fronteras.El clima de miedo ha provocado un éxodo sin precedentes. Entre 2020 y 2023 el gobierno británico concedió visados a al menos 135 000 hongkoneses, y el jefe del Ejecutivo reconoció en 2022 que la ciudad había perdido unos 140 000 trabajadores. En respuesta, las autoridades han lanzado programas para atraer mano de obra cualificada del extranjero, sobre todo de China continental. La rebaja del impuesto de timbre para compradores no residentes disparó las ventas de viviendas: en el barrio de Kai Tak tres de cada cuatro compradores proceden del continente, y en marzo de 2024 hubo 4 200 transacciones, frente a las 10 500 de todo 2023. Más de 100 000 personas se han trasladado a Hong Kong en los últimos años, la mayoría procedentes del continente. Programas como el “Arreglo de Inmigración para Graduados no Locales” concedieron en 2023 más de 26 000 permisos, de los cuales 24 650 fueron para solicitantes chinos, y el plan “Top Talent” aprobó casi 70 000 solicitudes, más del 90 % de ellas de residentes en China. El resultado es una transformación demográfica: el censo de mediados de 2025 cifró la población en 7 527 500 habitantes, sólo 3 400 más que un año antes, gracias a un flujo neto de 18 200 personas que compensó 50 000 fallecimientos.La economía no ha salido indemne. Hong Kong sigue siendo uno de los mercados inmobiliarios más caros del mundo, pero los precios de la vivienda han caído más del 30 % desde 2021 debido a la pandemia, el alza de los tipos de interés estadounidenses y la creciente tensión entre China y Estados Unidos. El desplome ha afectado a inversores y bancos: algunas personas han perdido sus viviendas, varios promotores se han declarado en quiebra y la ratio de préstamos dudosos de entidades como Hang Seng Bank pasó del 1,04 % al 6,69 % debido al deterioro de su cartera de préstamos inmobiliarios comerciales. Ante las escasas ventas y el aumento de la desocupación, el gobierno suspendió la venta de terrenos comerciales y busca compradores entre grandes empresas estatales chinas. A esto se suma la debilidad bursátil: el índice Hang Seng llegó a estar más de un 40 % por debajo del nivel de 2019, reflejo de la desconfianza de inversores extranjeros ante la falta de transparencia y la interferencia política.En paralelo a esta crisis política y económica, Hong Kong ha vivido sucesos insólitos. En octubre de 2024 murieron doce monos del Zoológico y Jardín Botánico a causa de la melioidosis, una infección provocada por la bacteria Burkholderia pseudomallei que se transmite a través de la tierra o el agua contaminada. Las autoridades atribuyeron el brote a trabajos de excavación en el recinto y adoptaron medidas de aislamiento para proteger a los animales y al personal. Ese mismo mes, un equipo de paleontólogos anunció el hallazgo de los primeros fósiles de dinosaurio en la historia de la ciudad. Los restos, encontrados en la deshabitada isla de Port Island, pertenecen a un gran dinosaurio del período Cretácico y su estudio podría ofrecer nuevas pistas sobre la paleobiogeografía de la región. Para permitir la investigación, la isla fue cerrada al público y los fósiles se exhiben en un centro de patrimonio local.El deterioro de las libertades, la transformación demográfica forzada y las turbulencias económicas han alterado el rostro de una ciudad que durante décadas se presentaba como puente entre Oriente y Occidente. Las marchas multitudinarias del 1 de julio, símbolo de la vitalidad cívica, han desaparecido; llevar una camiseta con un lema puede acarrear cárcel; periodistas y opositores han huido al extranjero y se enfrentan a recompensas; y los juzgados se llenan de procesos que duran cientos de días. Al mismo tiempo, un flujo de recién llegados compra apartamentos de lujo y llena las vitrinas, mientras los hongkoneses de toda la vida emigran a Reino Unido o Canadá. La aparición de enfermedades en zoológicos y hallazgos paleontológicos completan la sensación de que algo extraño sucede en Hong Kong. Lo que para muchos era un refugio de libertades se ha convertido en un laboratorio de represión política, reconfiguración social y ajustes económicos cuya evolución seguirá siendo observada con atención.

Último golpe en Nueva York

Último golpe en Nueva York

La victoria de Zohran Mamdani, un asambleísta de 34 años que se declara socialista democrático, marca un giro en la historia reciente de Nueva York. Su campaña centrada en la asequibilidad superó los pronósticos y acabó con la era de políticas moderadas en la ciudad. Su ascenso no estuvo exento de polémica: el presidente de Estados Unidos amenazó con recortar fondos federales y desplegar tropas de la Guardia Nacional si el nuevo alcalde mantenía su agenda de ciudad santuario. Esta tensión con Washington se suma a la incertidumbre financiera que ya afecta a la metrópoli.Un programa ambicioso financiado con más impuestosMamdani anunció un paquete de medidas inéditas en la ciudad: congelar durante cuatro años los alquileres de un millón de apartamentos con renta regulada, construir 200 000 viviendas asequibles, ofrecer guardería gratuita para todos los niños menores de cinco años, hacer gratuito el transporte en autobús y abrir supermercados de propiedad municipal en barrios desatendidos. Según cálculos difundidos durante la campaña, sólo el transporte gratuito costaría unos 800 millones de dólares al año, la universalización de las guarderías hasta 6 000 millones de dólares, la construcción de viviendas y la implantación de supermercados públicos añadirían varios miles de millones más. Las estimaciones situaban el coste total de su programa en torno a 10 000 millones de dólares anuales, casi una décima parte del presupuesto municipal.Para financiar estos proyectos, Mamdani propuso incrementar el impuesto de sociedades hasta el 11,5 %, equiparándolo al de Nueva Jersey, y aplicar un recargo del 2 % a las rentas superiores al millón de dólares. Actualmente, menos del 1 % de los contribuyentes de la ciudad paga alrededor del 40 % del impuesto sobre la renta, y los residentes con ingresos superiores a 25 millones ya soportan una tasa marginal combinada de 14,776 %, la más alta del país. Con el recargo propuesto, ese tipo subiría a 16,776 %. Este aumento coincide con el hecho de que la participación de la ciudad en el número de millonarios del país cayó del 6,5 % en 2010 al 4,2 % en 2022, una pérdida relativa que costó a Nueva York más de 2 500 millones de dólares en ingresos fiscales ese año. A pesar de que el número de millonarios casi se duplicó en el estado, el crecimiento se quedó muy por detrás del de Florida, Texas y California, donde se triplicó o cuadruplicó. Sólo en 2024 se marcharon 91 000 residentes netos hacia otros estados. El propio programa de Mamdani reconoce que la carga fiscal actual ya está entre las más elevadas del país, pero argumenta que los ingresos adicionales permitirán financiar servicios esenciales.Un panorama fiscal precarioLa ciudad llega a esta coyuntura con unas finanzas frágiles. Informes presupuestarios revelan que los gastos superaron a los ingresos en 636 millones de dólares en el ejercicio de 2023 y en 1 100 millones en 2024. Para 2025, el presupuesto preliminar registraba un déficit de 3 600 millones para mantener los servicios existentes. Los prepagos, que habían permitido equilibrar presupuestos anteriores, se redujeron de 6 100 millones en 2022 a poco más de 3 000 millones previstos en 2025. El plan financiero proyecta brechas de 7 200 millones en 2027, 7 900 millones en 2028 y 7 100 millones en 2029, equivalentes a cerca del 7 % de los ingresos tributarios de la ciudad. Otro análisis advertía que el acuerdo presupuestario para 2026 elevaba el gasto a más del doble de la inflación y dejaba huecos superiores a 9 000 millones de dólares para los años siguientes. Estas previsiones se elaboran en un momento en que el gobierno federal anuncia recortes en sanidad, alimentación y ayudas a la vivienda, lo que podría agravar el agujero. Así, la situación fiscal es ya tensa antes de aplicar las promesas del nuevo alcalde.Éxodo de riqueza y deterioro de los serviciosEl aumento de impuestos planeado choca con un problema estructural: Nueva York necesita atraer y retener a contribuyentes de alto nivel para sostener sus servicios. Según análisis recientes, si la ciudad hubiera mantenido su cuota de millonarios de 2010, habría recaudado 2 500 millones de dólares adicionales en 2022; el estado habría ingresado 10 700 millones más. El 1 % de los contribuyentes aporta cerca del 40 % de los impuestos sobre la renta, pero su participación se ha reducido pese a duplicarse el número de millonarios. Florida, por ejemplo, cuadruplicó su número de millonarios entre 2010 y 2022. La combinación de tipos impositivos altos y un valor percibido decreciente está llevando a más residentes a marcharse: las encuestas muestran que sólo el 34 % de los neoyorquinos califican la calidad de vida como buena o excelente y apenas el 27 % valora positivamente los servicios públicos. El teletrabajo y el alto coste de la vivienda permiten a muchos trabajadores con salarios elevados trasladarse a otros estados sin renunciar a sus carreras. Esta fuga no se limita a los ricos: familias de ingresos medios también abandonan la ciudad ante la falta de vivienda asequible y el deterioro de la infraestructura.Cabe señalar que algunos economistas sostienen que el éxodo de millonarios por motivos fiscales es limitado. Estudios sobre declaraciones fiscales indican que sólo alrededor del 0,2 % de los contribuyentes con ingresos superiores a 815 000 dólares abandonaron el estado tras el aumento de impuestos de 2021 y que, cuando se mudan, la mayoría elige estados con impuestos elevados. Sin embargo, estas investigaciones también concluyen que la ciudad no sólo necesita conservar a los millonarios actuales, sino atraer nuevos. La pérdida relativa de riqueza implica menos ingresos para financiar la red de protección social que el alcalde promete ampliar.Crisis de vivienda y explosión del sinhogarismoEl contexto social es igual de preocupante. La crisis de vivienda alcanza niveles históricos: la tasa de vacantes para apartamentos de menos de 1 100 dólares mensuales se sitúa en apenas el 0,39 %, rozando el cero funcional. En 2024 se construyeron apenas 2 063 viviendas accesibles para los más de 820 000 hogares de ingresos extremadamente bajos. La escasez ha disparado los alquileres y llevado a miles de familias a abandonar la ciudad o a vivir hacinadas. La consecuencia visible es un aumento espectacular del sinhogarismo. La población en albergues se disparó un 142 % entre marzo de 2022 y enero de 2024, pasando de 55 702 a 134 963 personas; entre los neoyorquinos de larga duración, el número en refugios creció un 11,5 % sólo en 2024. Informes oficiales indican que una de cada tres personas sin hogar es menor de edad y que el número de niños sin hogar en Nueva York se elevó de 20 299 en 2022 a 50 773 en 2024. En el curso 2024-2025 se registraron más de 154 000 estudiantes sin vivienda, cifra que duplica la de hace once años y que supone uno de cada siete alumnos de la red pública; unos 65 000 de ellos viven en refugios. Esta realidad incide en su rendimiento escolar: los niños en situación de sinhogarismo tienen tasas más altas de ausentismo y abandono escolar.Mientras tanto, las políticas recientes han tenido resultados limitados. Operativos para desmantelar campamentos callejeros sólo lograron que un 3 % de las personas desalojadas obtuvieran vivienda permanente. La falta de apartamentos asequibles y de programas de apoyo prolonga la estancia en albergues y agrava la crisis. El próximo gobierno aspira a cambiar este panorama con un ambicioso programa de construcción y con un congelamiento de rentas; sin embargo, la magnitud de la crisis y la lentitud con la que se desarrollan nuevas viviendas plantean dudas sobre la eficacia de estas medidas a corto plazo.Transporte y servicios públicos en el centro del debateUno de los emblemas de la agenda de Mamdani es la gratuidad del autobús. En 2024, la evasión de tarifas en los autobuses costó unos 315 millones de dólares. El plan del nuevo alcalde pretende eliminar por completo el cobro de billetes y compensar al operador de transportes con fondos públicos. El coste estimado es de 800 millones de dólares al año, una cifra que, según sus defensores, es modesta respecto al presupuesto de la ciudad y del estado. Sin embargo, la autoridad de transportes fija las tarifas y se financia en parte con esos ingresos. La gobernadora estatal ya advirtió que no puede respaldar una medida que retire recursos de un sistema que depende de las tarifas; a cambio, señaló que estudia la expansión de un programa de guardería universal en todo el estado, cuyo coste ascendería a 15 000 millones de dólares anuales.Otra pieza central de la plataforma del alcalde es la creación del Departamento de Seguridad Comunitaria, un organismo civil con un presupuesto previsto de 1 100 millones de dólares. Este departamento asumiría competencias que hoy recaen en la policía, como la respuesta a crisis de salud mental o la atención a personas sin hogar en el metro. El plan destina 605 millones provenientes de programas existentes y aporta 455 millones de financiación nueva, con el objetivo declarado de “prevenir la violencia antes de que ocurra” mediante una aproximación de salud pública. Incluye aumentar en un 275 % la financiación del sistema de mediadores de crisis y desplegar equipos de profesionales de salud mental y compañeros de experiencia en 100 estaciones de metro. Críticos del plan, entre ellos enfermeros que trabajan en los equipos de intervención, advierten que retirar a la policía puede poner en peligro a los trabajadores y a las personas en crisis. La propia reducción de delitos graves en el metro durante los primeros meses de 2025 se atribuyó al aumento de patrullas y a la incorporación de 750 agentes adicionales en los trenes nocturnos.El alcalde entrante, que en el pasado apoyó abiertamente reducir el presupuesto policial, moderó su discurso en campaña y anunció que mantendrá a la actual comisionada de policía y que no recortará la plantilla de 35 000 agentes. Al mismo tiempo, propugna el cierre de la cárcel de Rikers Island y la construcción de cuatro cárceles en los condados, un proyecto cuya factura se ha duplicado hasta rozar los 16 000 millones y que enfrenta retrasos significativos.Seguridad, calidad de vida y percepción ciudadanaLos datos de 2025 muestran mejoras en algunos indicadores de seguridad: los homicidios bajaron un 6 % respecto al año anterior, los robos un 17 % y los tiroteos un 14 %. No obstante, la delincuencia sigue un 30 % por encima de los niveles de 2019 y los asaltos continúan siendo elevados. Las encuestas reflejan que sólo el 42 % de los residentes percibe su barrio como seguro, y la calidad de vida se resiente por problemas como el deterioro del transporte público, la suciedad en las calles y los retrasos en los servicios. La combinación de inseguridad relativa, infraestructuras envejecidas y altos impuestos hace que muchos cuestionen el “valor” de permanecer en la ciudad. La administración actual ha invertido en mejoras puntuales —la construcción o preservación de 28 000 viviendas asequibles superó los objetivos en un 41 %, las reparaciones de baches aumentaron un 17 % y las denuncias por roedores se redujeron a un mínimo quinquenal—, pero estas cifras no han invertido la sensación general de declive.El riesgo de un golpe finalLa combinación de un programa de gasto social sin precedentes, unas finanzas municipales tensas y un éxodo sostenido de residentes constituye un cóctel explosivo. Mamdani sostiene que sus políticas replican modelos europeos de bienestar y que la inversión en servicios como guarderías y transporte gratuito reducirá el coste de la vida, estimulará la economía y mejorará la seguridad pública. Sus defensores señalan que en países como Portugal o Finlandia el transporte público y el cuidado infantil gratuitos son la norma y que los resultados son positivos. Sin embargo, Nueva York parte de una situación fiscal distinta y afronta una pérdida de capital humano y financiero que no experimentan esas ciudades. La pregunta central es si la ciudad puede permitirse ampliar el gasto en este contexto sin provocar una espiral descendente.En el mejor de los casos, el éxito del programa depende de obtener autorización estatal para aumentar impuestos y de que estos aumentos no expulsen a quienes sostienen la base fiscal. Depende también de que la ciudad logre contener sus costes, mejorar sus servicios y acelerar la construcción de vivienda asequible. En el peor escenario, la combinación de déficit crecientes, fuga de contribuyentes, deterioro de la calidad de vida y recortes federales haría inviable financiar la red de seguridad social que Mamdani promete expandir. Nueva York lleva años en caída libre; el reto del nuevo alcalde es evitar que un experimento socialista, por noble que sea en sus objetivos, se convierta en el último golpe a la ciudad.

Gaza al borde de guerra civil

Gaza al borde de guerra civil

En los últimos meses Pekín ha respondido a la escalada arancelaria de Washington con un arma que provoca inquietud en Europa y Estados Unidos: restricciones a la exportación de tierras raras y otros metales estratégicos. A principios de octubre China añadió cinco elementos a su lista de productos controlados e impuso un mayor control sobre la tecnología de refinado y sobre los usuarios de semiconductores. Estas medidas, que siguen a las restricciones impuestas en abril, ya provocaron un desplome del 75 % en los envíos de imanes de tierras raras y obligaron a algunos fabricantes europeos de automóviles a parar la producción. La Unión Europea (UE) y Estados Unidos, que dependen de China para el suministro de materias primas esenciales, temen que una suspensión total paralice sus sectores de defensa, energía y electrónica. Sin embargo, el poder real de China es mucho menor de lo que sugieren estos gestos.Dependencia europea y reacción comunitariaEuropa importa de China principalmente bienes manufacturados y componentes. En 2024 las importaciones procedentes del gigante asiático ascendieron a 519 000 millones de euros, mientras que las exportaciones europeas fueron de 213 300 millones; el déficit comercial de 305 800 millones es el mayor de la UE con cualquier socio. Cerca del 97 % de las importaciones corresponden a maquinaria, vehículos, productos químicos y otras manufacturas. Además, China controla el 95 % del refinado mundial de tierras raras y suministra el 70 % de las importaciones de estos elementos a la eurozona. Las cadenas de suministro son complejas: más del 80 % de las grandes empresas europeas están a no más de tres intermediarios de un productor chino, de modo que incluso cuando compran a un proveedor estadounidense o japonés siguen dependiendo de materias primas chinas.Estas vulnerabilidades han salido a la luz desde que Pekín comenzó a exigir licencias de exportación para imanes de tierras raras. La Cámara de Comercio de la UE en China denunció en septiembre que los fabricantes de automóviles europeos sufren retrasos y cierres generalizados por los cuellos de botella de las licencias. Pese a las promesas de agilizar los permisos, menos de una cuarta parte de las 140 solicitudes gestionadas por la cámara han sido aprobadas.Pero Bruselas no está paralizada. La Comisión Europea anunció en junio 13 proyectos de extracción y procesamiento fuera del bloque para asegurar suministros de litio, cobalto, manganeso, grafito y tierras raras. Su Ley de Materias Primas Críticas establece que en 2030 la UE debe extraer el 10 % y procesar el 40 % de sus necesidades y reciclar el 25 %. El comisario de Industria, Stéphane Séjourné, ha insistido en que las restricciones chinas aumentan la voluntad de diversificar y ha defendido crear reservas estratégicas para evitar el “chantaje económico”.En paralelo, la UE ha elevado los aranceles a los vehículos eléctricos chinos hasta el 38,1 % para frenar las subvenciones y evitar un aluvión de automóviles baratos. Al mismo tiempo, los ministros europeos exploran acuerdos con Estados Unidos y el G7 para coordinar la respuesta a las restricciones chinas y acelerar proyectos conjuntos de extracción y refinado. Esta cooperación es lógica: un estudio del instituto alemán IW muestra que Estados Unidos depende más de las importaciones de la UE que de las de China; en 2024 el valor de los productos de los que Estados Unidos importa más del 50 % desde Europa superó los 287 000 millones de dólares, frente a 247 000 millones procedentes de China. Dicho de otro modo, Europa no solo busca alternativas a China, sino que se posiciona como proveedor clave para el mercado estadounidense de bienes como baterías de litio, maquinaria o productos químicos.Estados Unidos: un gigante difícil de hundirAl otro lado del Atlántico, el presidente Donald Trump ha respondido a Pekín con un alza de aranceles hasta el 100 % en las importaciones chinas y con controles a la exportación de software. Las cadenas minoristas temen un aumento de precios y han adelantado pedidos para evitar el golpe. No obstante, la capacidad de resistencia estadounidense es notable. Su economía sigue siendo la mayor del mundo, con un producto interior bruto de unos 29 billones de dólares frente a los 19 billones de China. Su poder se apoya en seis pilares: fuerza militar, red de alianzas, dinamismo económico, innovación tecnológica, el papel global del dólar y el atractivo de su modelo político.Estados Unidos también está reduciendo gradualmente su dependencia de China; según el estudio alemán, la cantidad de grupos de productos en los que Estados Unidos compra más del 50 % a China cayó a 2 925 en 2024, mientras que los grupos dominados por importaciones europeas aumentaron a más de 3 100. Analistas de McKinsey señalan que Europa suministra el 55 % del mercado global de productos que Estados Unidos adquiere a China, por lo que Washington puede sustituir a Pekín por proveedores europeos en sectores como las baterías de litio.Debilidades estructurales de ChinaLas amenazas de Pekín esconden problemas profundos. El crecimiento se desacelera: las previsiones apuntan a un avance del 4,8 % para el tercer trimestre de 2025, el más débil desde el año anterior, en un contexto de tensiones comerciales y pérdida de pedidos de exportadores. El auge económico de décadas pasadas se sustentó en una expansión del crédito que alcanzó el 287 % del PIB en 2024 y ha generado crisis inmobiliarias, fuertes deudas regionales y un consumo interno débil. La dependencia de las exportaciones sigue siendo elevada: China vende a Estados Unidos alrededor de tres veces más bienes de los que compra, de modo que cualquier guerra arancelaria la golpea con más fuerza.En el plano demográfico, la población china se reducirá un 12 % para 2050, mientras que la estadounidense aumentará un 9 %. La forma de gobierno de China y su modelo de crecimiento tienen escaso atractivo fuera de sus fronteras. Además, la estrategia de imponer restricciones a las exportaciones de metales y minerales es un arma de un solo uso: los minerales no son raros y, ante una interrupción total, Occidente aceleraría la construcción de nuevas minas y plantas de refinado. Este proceso sería costoso, pero viable, y podría derivar en un sistema de suministro dual —un canal occidental más caro pero seguro y otro chino, sometido a intereses políticos—. La paradoja es que, al recurrir repetidamente a esta táctica, Pekín incentiva las inversiones occidentales que acabarán por debilitar su dominio.Los economistas señalan que China tiene pocas alternativas efectivas. Una devaluación del yuan podría aliviar el impacto de los aranceles, pero provocaría fuga de capitales; más subsidios exacerbarían el exceso de capacidad y la deflación. El mercado interno no despega porque las reformas necesarias para impulsar el consumo chocarían con los intereses del sector manufacturero. En palabras de un asesor político citado por Reuters, el enfrentamiento comercial se ha convertido en una guerra de resistencia en la que vence quien aguanta más.Reconfiguración de las cadenas globalesLa pugna entre las dos mayores economías del mundo está reconfigurando las cadenas de suministro. La UE y Estados Unidos trabajan con otros socios del G7 para diversificar fuentes y coordinar acciones. El objetivo es crear reservas, financiar proyectos mineros en África, Groenlandia y Serbia, y desarrollar la capacidad de reciclaje para depender menos de un único proveedor. La UE incluso planea almacenar minerales críticos y reforzar la preparación ciudadana para crisis sistémicas.Al mismo tiempo, los estudios demuestran que Europa puede convertirse en un proveedor alternativo para Estados Unidos en sectores clave, mientras que Washington cuenta con una economía diversificada y una red de aliados globales que dan tiempo y recursos para reorganizar las cadenas logísticas. Las restricciones chinas han puesto de manifiesto las vulnerabilidades occidentales, pero también han provocado una reacción coordinada que acelera el desapego.ConclusiónChina seguirá usando las exportaciones de materias primas como herramienta de presión y exhibirá su influencia en foros internacionales. No obstante, sus amenazas de “hundir” a Europa y Estados Unidos ocultan la realidad de un poder limitado por la ralentización económica, el envejecimiento de la población y la dependencia de las ventas al exterior. La UE y Estados Unidos, aunque vulnerables a las interrupciones temporales, disponen de capacidad financiera, tecnológica y diplomática para diversificar proveedores y reforzar sus cadenas de suministro. A largo plazo, la aritmética comercial y la dinámica demográfica sugieren que las advertencias de Pekín son más un gesto de desesperación que un preludio de hegemonía.

China y la Trampa global

China y la Trampa global

En la última década, Pekín ha tejido una red de dependencias industriales tan densas que la geoeconomía mundial parece girar en torno a tres palancas chinas: escala, cuellos de botella y ecosistemas. El resultado es la “trampa” perfecta: Occidente abarató costes apoyándose en la manufactura y los insumos chinos; China, a su vez, expandió su capacidad y control sobre materias y tecnologías críticas. Hoy, ambos bloques lidian con las consecuencias: tarifas, controles a la exportación, inflación de seguridad y un calendario climático que no espera.La palanca de la escala. El liderazgo chino en tecnologías verdes es apabullante. En energía solar, la concentración de fabricación de polisilicio, lingotes, obleas, células y módulos supera de largo el umbral de “dependencia estratégica” en todas las etapas. En baterías, fabricantes chinos dominan la capacidad mundial de celdas y, sobre todo, la cadena de componentes clave. Ese despliegue, estimulado por enormes inversiones y políticas industriales, permitió a China inundar de equipos baratos los mercados globales: bueno para abaratar la transición energética, malo para cualquier competidor que intentase producir lo mismo fuera de China.La palanca de los cuellos de botella. La posición de China en minerales y materiales críticos —grafito para ánodos, tierras raras para imanes, metales para semiconductores— se ha convertido en poder geopolítico. Desde 2023, Pekín introdujo licencias a la exportación de germanio y galio, y extendió controles al grafito. En abril de 2025, añadió restricciones a varias tierras raras y a imanes permanentes, instaurando además trazabilidad obligatoria del sector de imanes. Estas medidas no equivalen a un embargo general, pero sí han ralentizado cadenas globales con retrasos, incertidumbre regulatoria y picos de riesgo para fabricantes de automoción, electrónica y defensa. Las economías avanzadas, conscientes de su exposición, han respondido con planes para diversificar suministro y hasta con la idea de precios de referencia y reservas coordinadas para amortiguar los sobresaltos.La palanca del ecosistema. No es solo producción: China exporta estándares, financiación y mano de obra especializada. En Europa, los grandes proyectos de baterías y coches eléctricos dependen de tecnología, maquinaria y personal técnico chinos. Esa capilaridad refuerza la asimetría: el capital y la ingeniería fluyen desde China, mientras la dependencia tecnológica del receptor se consolida.La reacción occidental. Washington ha elevado sustancialmente los aranceles a productos chinos estratégicos —vehículos eléctricos, células solares, semiconductores y equipamiento— y endurecido los controles de exportación de tecnologías de chip avanzado y la maquinaria necesaria para fabricarlos. Bruselas, por su parte, impuso derechos compensatorios definitivos a los vehículos eléctricos de batería procedentes de China; activó investigaciones sobre subvenciones extranjeras en sectores como eólico y equipos solares; y, en paralelo, aprobó dos piezas legales clave: el Reglamento de Materias Primas Críticas (CRMA), que fija objetivos para extraer, procesar y reciclar en la UE, y la Ley de Industria Cero Neto (NZIA), que introduce criterios de “resiliencia” en subastas y compras públicas para primar componentes con menor riesgo de dependencia.La contraofensiva de Pekín. A la presión arancelaria y regulatoria, China ha respondido activando el arsenal de sus cuellos de botella: controles a exportaciones de minerales e imanes, vigilancia reforzada del sector de tierras raras y, mirando al futuro, licencias obligatorias para exportar vehículos eléctricos a partir de 2026, con el argumento de ordenar el mercado exterior y frenar prácticas que erosionan márgenes y reputación. El mensaje implícito es claro: si el acceso a sus productos se encarece por decisión política occidental, el acceso a insumos críticos también puede tensarse desde China.La factura económica. La “trampa” es de doble filo. En Occidente, proteger industrias nacientes o reindustrializar implica costes: los aranceles elevan precios y retrasan escalados; las normas de “resiliencia” restringen proveedores y pueden encarecer licitaciones a corto plazo. Pero no actuar perpetúa la dependencia y el riesgo de cierres súbitos en fábricas por falta de insumos. Al mismo tiempo, China paga su propio peaje: el ajuste inmobiliario prolongado, la debilidad del consumo y la deflación intermitente presionan beneficios industriales; la guerra de precios en sectores como solar y automoción exprime márgenes; y la respuesta internacional a su “sobrecapacidad” limita salidas de exportación justo cuando su economía necesita tracción externa.El tablero energético y climático. La abundancia de paneles, baterías y coches eléctricos made in China ha acelerado la descarbonización mundial. Sin embargo, la concentración de la cadena en un solo país crea un riesgo sistémico: cualquier restricción o represalia en materias críticas (grafito, tierras raras) repercute de inmediato en las fábricas de turbinas, motores y celdas fuera de China. Para la UE y Estados Unidos, la ecuación ya no es solo precio y CO₂, sino también seguridad de suministro: una transición limpia que pueda detenerse por un expediente de licencias en Pekín no es resiliente.¿Se puede salir de la trampa? La respuesta no pasa por desengancharse de la noche a la mañana, sino por de‑riesgar: diversificar orígenes de materias, atraer fabricación en eslabones vulnerables (ánodos, separadores, cátodos; obleas y células), acumular reservas estratégicas en puntos críticos, y coordinar normas y compras públicas que valoren la resiliencia junto al coste. A ello se suman puentes prácticos con China para estabilizar flujos esenciales, aun en medio de los contenciosos. El G7 y la UE exploran herramientas financieras y de política comercial que amortigüen la volatilidad de minerales críticos; China tiene incentivos para demostrar previsibilidad si desea mantener su papel central sin desatar una sustitución acelerada.Conclusión. China no “tendió” una trampa en el sentido clásico; explotó con habilidad tres ventajas —escala, cuellos de botella y ecosistemas— que Occidente aceptó como atajo a menor precio y mayor velocidad. Al radicalizarse la competencia estratégica, esas mismas ventajas se han vuelto palancas de coerción y vulnerabilidad. Hoy, todos están atrapados por sus propias decisiones: China, por la necesidad de sostener el crecimiento sin cerrar mercados; Occidente, por el reto de reindustrializar sin frenar la transición ni disparar costes. Salir exigirá políticas más inteligentes que el péndulo entre apertura total y proteccionismo defensivo: construir redundancia donde duela, mantener comercio donde convenga y, sobre todo, reconocer que la seguridad industrial es ya parte inseparable de la política económica.

No habrá Estado Palestino?

No habrá Estado Palestino?

En la semana de la Asamblea General de la ONU del 26 de septiembre de 2025, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu reiteró públicamente que no permitirá la creación de un Estado palestino y prometió “terminar el trabajo” en Gaza. No se trata de una declaración aislada, sino de la culminación de una línea política y operativa sostenida durante los últimos años que ha ido cerrando las vías para la solución de dos Estados.En el plano político-institucional, la Knesset aprobó el 18 de julio de 2024 una resolución que rechaza la creación de un Estado palestino, incluso en el marco de un acuerdo negociado. Un año después, el 23 de julio de 2025, la cámara respaldó —con una mayoría amplia— una moción simbólica para anexar formalmente partes de Cisjordania. Aunque no vinculantes, ambas decisiones marcan la posición oficial del legislativo y refuerzan el discurso del Ejecutivo.En el terreno, el Gobierno ha acelerado la expansión de asentamientos en Cisjordania y la regularización de puestos de avanzada levantados sin permiso previo. En mayo de 2025 se anunció la creación/regularización de 22 asentamientos adicionales, y desde 2024 funciona un mecanismo gubernamental que permite financiar y dotar de infraestructura a decenas de estos enclaves mientras se completan trámites formales. Esta dinámica densifica el mapa de control israelí en el Área C y estrecha los márgenes de maniobra de la Autoridad Palestina.La pieza clave de ese rediseño espacial es el plan E1, al este de Jerusalén, concebido para conectar Ma’ale Adumim con la capital. Su avance administrativo en 2025 —con luz verde de instancias de planificación— encendió alarmas internacionales porque partiría Cisjordania en dos y aislaría Jerusalén Este del resto del territorio palestino, comprometiendo la contigüidad necesaria para un Estado viable. La estrategia de “hechos sobre el terreno”, combinada con nuevos corredores de seguridad y demoliciones en comunidades beduinas de la zona, cartografía una realidad que neutraliza la opción de soberanía palestina en un horizonte previsible.En Gaza, la guerra iniciada tras el ataque del 7 de octubre de 2023 continúa con la promesa de “victoria total”. Las autoridades sanitarias locales sitúan el balance de víctimas por encima de las 65.000 personas, en un contexto de destrucción masiva de infraestructuras y de desplazamientos internos repetidos. Al mismo tiempo, instancias de la ONU han advertido de planes de control permanente y de la reducción efectiva del territorio disponible para la población civil mediante zonas tapón y corredores.Mientras tanto, en el frente diplomático, el reconocimiento de Palestina como Estado por 157 miembros de la ONU —incluidas varias potencias occidentales en septiembre de 2025— ha ganado tracción, pero no altera la ecuación sobre el terreno ni desbloquea la membresía plena en Naciones Unidas, sujeta al Consejo de Seguridad. La brecha entre la simbolización internacional y la realidad físico-administrativa se ensancha.Conclusión. El mensaje y las medidas del Gobierno israelí configuran una ofensiva total no solo militar, sino normativa y territorial, orientada a impedir la emergencia de un Estado palestino contiguo, soberano y funcional. Con resoluciones parlamentarias, expansión de asentamientos y el impulso del E1, la promesa de Netanyahu —“no habrá Estado palestino”— se traduce en arquitectura de hechos que, a día de hoy, cierran la ventana a la solución de dos Estados.

Arma china: Tierras raras

Arma china: Tierras raras

La tensión entre Washington y Pekín no se dirime solo en los actos diplomáticos ni en los titulares de las redes sociales. Desde comienzos de octubre de 2025, China ha puesto en marcha una ofensiva menos visible, pero más efectiva, al restringir la salida de materias primas imprescindibles para la industria occidental: las tierras raras y los imanes que se fabrican con ellas. Estas medidas se produjeron un día antes de que Donald Trump, recién instalado en su segundo mandato, anunciara aranceles del 100 % sobre todas las importaciones chinas a partir del 1 de noviembre. El enfrentamiento comercial ha entrado así en una nueva fase en la que Pekín ha desempolvado su arma más eficaz: controlar los suministros que alimentan la revolución tecnológica y militar de Estados Unidos y sus aliados.El alcance de las restriccionesEl 9 de octubre Pekín amplió de forma drástica su control sobre la exportación de tierras raras. La nueva normativa obliga a que cualquier magneto o producto semiconductores producido en el extranjero que contenga al menos un 0,1 % de materias primas de origen chino —o que utilice tecnologías chinas de minería, procesado o fabricación— necesite una licencia para su exportación. Además, el Ministerio de Comercio prohibió prácticamente todos los envíos a industrias vinculadas con ejércitos extranjeros, lo que supone un veto de facto a las cadenas de suministro de defensa estadounidenses desde el 1 de diciembre. En paralelo, Pekín extendió sus controles a cinco elementos adicionales, de modo que ya restringe 12 de los 17 metales raros. La extraterritorialidad de la medida —inspirada en las reglas estadounidenses sobre productos de origen estadounidense— permite a China influir en operaciones entre terceros países.China justifica estas medidas por motivos de seguridad nacional, pero la estrategia está pensada para maximizar su ventaja. Según el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, el país produce alrededor del 70 % de las tierras raras del mundo, realiza el 90 % del procesado y controla el 93 % de la fabricación de imanes. Esta hegemonía convierte a las tierras raras en un instrumento de presión sobre EE. UU. equiparable a las restricciones estadounidenses sobre chips avanzados. Como reconoció el exsecretario de Comercio Wilbur Ross, ceder una parte del negocio proporciona a Pekín un “buen rendimiento” en forma de influencia: puede racionar suministros sin violar formalmente acuerdos comerciales.Un mercado y unas industrias vulnerablesLas repercusiones se dejaron sentir de inmediato. Tras el anuncio de Pekín, Trump respondió con un incremento arancelario generalizado y controles a la exportación de software estadounidense, provocando el desplome de los índices bursátiles en Wall Street. China replicó imponiendo nuevas tasas portuarias a los buques estadounidenses y extendió las restricciones a las baterías de ion‑litio y a los componentes relacionados, un sector en el que también es líder mundial. Se trata de un abanico de medidas diseñado para multiplicar los puntos de presión sobre la economía estadounidense.El sector que más rápidamente percibe el golpe es el de la defensa. Los aviones de combate F‑35 incorporan cerca de 920 libras de tierras raras en motores, radares y sistemas de guía. Las restricciones chinas afectan además a submarinos, misiles Tomahawk, drones y otros sistemas que dependen de imanes permanentes. La fabricación de vehículos eléctricos y aerogeneradores tampoco queda al margen: un coche eléctrico necesita alrededor de un kilogramo de estos materiales en sus motores, y un modelo eólico requiere cientos de kilogramos de imanes de neodimio. En sectores como la electrónica o la energía renovable no existen sustitutos comerciales para estos metales, por lo que cualquier interrupción en el suministro repercute de forma inmediata en los precios y la producción.Europa y otros aliados de Washington son igualmente dependientes. En 2023 la Unión Europea importó el 98 % de sus tierras raras de China. Japón ha logrado reducir su dependencia al 58 %, pero Corea del Sur seguía importando el 94 % en 2024. Los nuevos controles no solo limitan la entrada de materias primas, sino que dificultan también el acceso a conocimientos y tecnologías de procesado: las autoridades chinas han prohibido a sus especialistas colaborar en proyectos extranjeros sin autorización. La complejidad de las cadenas de suministro —con hasta una docena de etapas de procesado repartidas por varios países— incrementa los riesgos de interrupción.¿Por qué las tierras raras son la “mejor arma”?Los metales raros son esenciales para más de 200 aplicaciones tecnológicas, desde pantallas y catalizadores hasta satélites y sistemas de guía. La hegemonía china en todas las fases de la cadena de valor otorga al gobierno de Xi Jinping una capacidad de coacción comparable a la que Estados Unidos ejerce en el sector de los semiconductores. Pekín ha decidido utilizar esa ventaja no solo como represalia por los aranceles estadounidenses, sino también como palanca de negociación en vísperas de la cumbre bilateral prevista para finales de octubre. Al prohibir exportaciones a las industrias militares y exigir licencias para cualquier producto que contenga una mínima fracción de tierras raras chinas, el gobierno puede frenar las líneas de producción de aviones, vehículos y equipos electrónicos estadounidenses.Ross ha comparado la maniobra con un sistema de racionamiento encubierto: retrasar o denegar licencias permite a Pekín ajustar el grifo del suministro a su conveniencia. De momento, Washington dispone de reservas que fueron acumuladas durante el inicio de la guerra comercial, pero las existencias apenas cubren unos pocos meses de consumo. Las empresas estadounidenses están intentando diversificar proveedores —con inversiones en Australia, Pakistán y California— y el Departamento de Guerra ha tomado participaciones en productores locales para levantar plantas de separación y fabricación. Sin embargo, estas instalaciones tardarán años en funcionar a plena capacidad, mientras que China puede activar o desactivar sus controles de inmediato.Más allá de las tierras rarasLa ofensiva china incluye otros elementos. El mismo día que se anunciaron los controles a las tierras raras, Pekín amplió las restricciones a la exportación de baterías de ion‑litio y de los equipos necesarios para su producción. Estas baterías son imprescindibles para los coches eléctricos, las redes de almacenamiento de energía y muchos dispositivos electrónicos. Además, el gobierno ha introducido tasas a los buques estadounidenses y ha utilizado su peso en el mercado de divisas para fortalecer su moneda: según el Banco de Pagos Internacionales, el yuan aumentó su participación en las transacciones globales al 8,5 % en 2025. Aunque el dólar sigue siendo la divisa dominante, este avance indica que la internacionalización del yuan podría convertirse en otra herramienta de presión financiera.Un pulso con final abiertoLa pugna entre EE. UU. y China se ha trasladado así al terreno de los suministros estratégicos. La Casa Blanca confía en que sus inversiones en minería y procesamiento doméstico reduzcan la dependencia de Pekín, pero la Agencia Internacional de la Energía prevé que, incluso en 2030, China seguirá controlando más de la mitad de la producción y el refinado de tierras raras. El plazo de puesta en marcha de una mina de tierras raras en Estados Unidos ronda los 29 años, mientras que la demanda crece rápidamente por la transición energética y el rearme mundial. Con las negociaciones en marcha y nuevas restricciones en el horizonte, las tierras raras se han convertido en el arma no convencional con la que Pekín busca reequilibrar la balanza en la guerra comercial. Su eficacia radica en que, por ahora, no existe sustituto ni alternativa global que anule su poder.

China: Amenazas y debilidad

China: Amenazas y debilidad

En los últimos meses Pekín ha respondido a la escalada arancelaria de Washington con un arma que provoca inquietud en Europa y Estados Unidos: restricciones a la exportación de tierras raras y otros metales estratégicos. A principios de octubre China añadió cinco elementos a su lista de productos controlados e impuso un mayor control sobre la tecnología de refinado y sobre los usuarios de semiconductores. Estas medidas, que siguen a las restricciones impuestas en abril, ya provocaron un desplome del 75 % en los envíos de imanes de tierras raras y obligaron a algunos fabricantes europeos de automóviles a parar la producción. La Unión Europea (UE) y Estados Unidos, que dependen de China para el suministro de materias primas esenciales, temen que una suspensión total paralice sus sectores de defensa, energía y electrónica. Sin embargo, el poder real de China es mucho menor de lo que sugieren estos gestos.Dependencia europea y reacción comunitariaEuropa importa de China principalmente bienes manufacturados y componentes. En 2024 las importaciones procedentes del gigante asiático ascendieron a 519 000 millones de euros, mientras que las exportaciones europeas fueron de 213 300 millones; el déficit comercial de 305 800 millones es el mayor de la UE con cualquier socio. Cerca del 97 % de las importaciones corresponden a maquinaria, vehículos, productos químicos y otras manufacturas. Además, China controla el 95 % del refinado mundial de tierras raras y suministra el 70 % de las importaciones de estos elementos a la eurozona. Las cadenas de suministro son complejas: más del 80 % de las grandes empresas europeas están a no más de tres intermediarios de un productor chino, de modo que incluso cuando compran a un proveedor estadounidense o japonés siguen dependiendo de materias primas chinas.Estas vulnerabilidades han salido a la luz desde que Pekín comenzó a exigir licencias de exportación para imanes de tierras raras. La Cámara de Comercio de la UE en China denunció en septiembre que los fabricantes de automóviles europeos sufren retrasos y cierres generalizados por los cuellos de botella de las licencias. Pese a las promesas de agilizar los permisos, menos de una cuarta parte de las 140 solicitudes gestionadas por la cámara han sido aprobadas.Pero Bruselas no está paralizada. La Comisión Europea anunció en junio 13 proyectos de extracción y procesamiento fuera del bloque para asegurar suministros de litio, cobalto, manganeso, grafito y tierras raras. Su Ley de Materias Primas Críticas establece que en 2030 la UE debe extraer el 10 % y procesar el 40 % de sus necesidades y reciclar el 25 %. El comisario de Industria, Stéphane Séjourné, ha insistido en que las restricciones chinas aumentan la voluntad de diversificar y ha defendido crear reservas estratégicas para evitar el “chantaje económico”.En paralelo, la UE ha elevado los aranceles a los vehículos eléctricos chinos hasta el 38,1 % para frenar las subvenciones y evitar un aluvión de automóviles baratos. Al mismo tiempo, los ministros europeos exploran acuerdos con Estados Unidos y el G7 para coordinar la respuesta a las restricciones chinas y acelerar proyectos conjuntos de extracción y refinado. Esta cooperación es lógica: un estudio del instituto alemán IW muestra que Estados Unidos depende más de las importaciones de la UE que de las de China; en 2024 el valor de los productos de los que Estados Unidos importa más del 50 % desde Europa superó los 287 000 millones de dólares, frente a 247 000 millones procedentes de China. Dicho de otro modo, Europa no solo busca alternativas a China, sino que se posiciona como proveedor clave para el mercado estadounidense de bienes como baterías de litio, maquinaria o productos químicos.Estados Unidos: un gigante difícil de hundirAl otro lado del Atlántico, el presidente Donald Trump ha respondido a Pekín con un alza de aranceles hasta el 100 % en las importaciones chinas y con controles a la exportación de software. Las cadenas minoristas temen un aumento de precios y han adelantado pedidos para evitar el golpe. No obstante, la capacidad de resistencia estadounidense es notable. Su economía sigue siendo la mayor del mundo, con un producto interior bruto de unos 29 billones de dólares frente a los 19 billones de China. Su poder se apoya en seis pilares: fuerza militar, red de alianzas, dinamismo económico, innovación tecnológica, el papel global del dólar y el atractivo de su modelo político.Estados Unidos también está reduciendo gradualmente su dependencia de China; según el estudio alemán, la cantidad de grupos de productos en los que Estados Unidos compra más del 50 % a China cayó a 2 925 en 2024, mientras que los grupos dominados por importaciones europeas aumentaron a más de 3 100. Analistas de McKinsey señalan que Europa suministra el 55 % del mercado global de productos que Estados Unidos adquiere a China, por lo que Washington puede sustituir a Pekín por proveedores europeos en sectores como las baterías de litio.Debilidades estructurales de ChinaLas amenazas de Pekín esconden problemas profundos. El crecimiento se desacelera: las previsiones apuntan a un avance del 4,8 % para el tercer trimestre de 2025, el más débil desde el año anterior, en un contexto de tensiones comerciales y pérdida de pedidos de exportadores. El auge económico de décadas pasadas se sustentó en una expansión del crédito que alcanzó el 287 % del PIB en 2024 y ha generado crisis inmobiliarias, fuertes deudas regionales y un consumo interno débil. La dependencia de las exportaciones sigue siendo elevada: China vende a Estados Unidos alrededor de tres veces más bienes de los que compra, de modo que cualquier guerra arancelaria la golpea con más fuerza.En el plano demográfico, la población china se reducirá un 12 % para 2050, mientras que la estadounidense aumentará un 9 %. La forma de gobierno de China y su modelo de crecimiento tienen escaso atractivo fuera de sus fronteras. Además, la estrategia de imponer restricciones a las exportaciones de metales y minerales es un arma de un solo uso: los minerales no son raros y, ante una interrupción total, Occidente aceleraría la construcción de nuevas minas y plantas de refinado. Este proceso sería costoso, pero viable, y podría derivar en un sistema de suministro dual —un canal occidental más caro pero seguro y otro chino, sometido a intereses políticos—. La paradoja es que, al recurrir repetidamente a esta táctica, Pekín incentiva las inversiones occidentales que acabarán por debilitar su dominio.Los economistas señalan que China tiene pocas alternativas efectivas. Una devaluación del yuan podría aliviar el impacto de los aranceles, pero provocaría fuga de capitales; más subsidios exacerbarían el exceso de capacidad y la deflación. El mercado interno no despega porque las reformas necesarias para impulsar el consumo chocarían con los intereses del sector manufacturero. En palabras de un asesor político citado por Reuters, el enfrentamiento comercial se ha convertido en una guerra de resistencia en la que vence quien aguanta más.Reconfiguración de las cadenas globalesLa pugna entre las dos mayores economías del mundo está reconfigurando las cadenas de suministro. La UE y Estados Unidos trabajan con otros socios del G7 para diversificar fuentes y coordinar acciones. El objetivo es crear reservas, financiar proyectos mineros en África, Groenlandia y Serbia, y desarrollar la capacidad de reciclaje para depender menos de un único proveedor. La UE incluso planea almacenar minerales críticos y reforzar la preparación ciudadana para crisis sistémicas.Al mismo tiempo, los estudios demuestran que Europa puede convertirse en un proveedor alternativo para Estados Unidos en sectores clave, mientras que Washington cuenta con una economía diversificada y una red de aliados globales que dan tiempo y recursos para reorganizar las cadenas logísticas. Las restricciones chinas han puesto de manifiesto las vulnerabilidades occidentales, pero también han provocado una reacción coordinada que acelera el desapego.ConclusiónChina seguirá usando las exportaciones de materias primas como herramienta de presión y exhibirá su influencia en foros internacionales. No obstante, sus amenazas de “hundir” a Europa y Estados Unidos ocultan la realidad de un poder limitado por la ralentización económica, el envejecimiento de la población y la dependencia de las ventas al exterior. La UE y Estados Unidos, aunque vulnerables a las interrupciones temporales, disponen de capacidad financiera, tecnológica y diplomática para diversificar proveedores y reforzar sus cadenas de suministro. A largo plazo, la aritmética comercial y la dinámica demográfica sugieren que las advertencias de Pekín son más un gesto de desesperación que un preludio de hegemonía.

¿Trump contra Ucrania, quién mueve el mundo?

¿Trump contra Ucrania, quién mueve el mundo?

El expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado inesperadamente la suspensión total de la ayuda militar y financiera a Ucrania. Esta medida, que ha tomado por sorpresa tanto a la comunidad internacional como a los propios asesores políticos estadounidenses, promete provocar consecuencias inmediatas en el equilibrio geopolítico de la región y en las relaciones de Washington con sus aliados europeos.Un cambio de rumbo drásticoDurante su anterior administración, Trump siguió enviando apoyo a Ucrania, aunque en medio de debates y polémicas sobre las condiciones y los motivos de dicha asistencia. Sin embargo, la repentina decisión de poner fin a todos los programas de ayuda al gobierno de Kíev representa un giro completo respecto a la postura oficial mantenida hasta ahora. Fuentes cercanas a la oficina del expresidente señalan que la justificación de la medida radica en la intención de “reducir gastos innecesarios en el exterior” y “garantizar ante todo la seguridad nacional de Estados Unidos”.Reacciones internacionalesLa decisión ha generado un enorme revuelo en las capitales europeas, donde líderes de la Unión Europea y la OTAN consideran que el apoyo occidental a Ucrania es esencial para contrarrestar la influencia rusa en la región. Varios gobiernos han expresado su inquietud acerca del posible debilitamiento de la capacidad de defensa ucraniana y el desequilibrio que esto podría generar en el este de Europa.Mientras tanto, en Moscú, la noticia ha sido recibida con cautela, pero no sin cierto alivio. Analistas rusos han indicado que la retirada del respaldo estadounidense podría servir para reducir tensiones y abrir nuevos canales de negociación, aunque otros subrayan la posibilidad de que Rusia se vea tentada a reforzar su posición en la zona sin temor a una respuesta coordinada de Occidente.Consecuencias para UcraniaPara Ucrania, este repentino cambio supone un duro golpe, puesto que el apoyo económico y militar estadounidense se había convertido en un pilar fundamental de su estrategia de defensa y de modernización de sus Fuerzas Armadas. La ayuda abarcaba asistencia logística, armamento, entrenamiento de tropas y fondos para la mejora de la infraestructura militar. Además, el apoyo financiero era clave para sostener programas de desarrollo interno, esenciales para estabilizar la economía ucraniana tras años de conflicto y tensiones geopolíticas.Diversos expertos en política internacional alertan de que la decisión de Trump puede aumentar la volatilidad en el este de Ucrania, zona marcada por la confrontación entre fuerzas gubernamentales y grupos separatistas respaldados, en mayor o menor grado, por intereses rusos. También subrayan la posibilidad de un debilitamiento de la posición negociadora de Kíev de cara a futuras conversaciones de paz.Posición de los aliados y del CongresoAunque la administración Biden fue la encargada de continuar y reforzar la ayuda en su momento, el actual anuncio de Trump –comunicado en nombre de su influencia dentro del Partido Republicano y de sus planes políticos futuros– ha generado divisiones entre legisladores. Algunos miembros republicanos coinciden en la necesidad de reducir el gasto militar en el extranjero, mientras que otros, junto con demócratas, temen las consecuencias que podría acarrear este repliegue.La pregunta que queda en el aire es si la nueva postura de Trump podría ganar tracción entre los conservadores y, eventualmente, influir en las decisiones de la Casa Blanca y el Congreso en un futuro cercano. Por el momento, ni el presidente en ejercicio ni las instituciones principales del gobierno estadounidense se han pronunciado de forma oficial sobre este anuncio.Un escenario inciertoCon la suspensión de la ayuda, Estados Unidos podría perder parte de su influencia en la región, dejando vacíos que pueden ser aprovechados por otras potencias para ampliar su presencia. Además, el cambio plantea la interrogante de cómo responderán los países miembros de la OTAN, que podrían encontrarse ante la urgencia de incrementar sus propios esfuerzos para sostener a Ucrania y evitar un nuevo foco de inestabilidad en Europa oriental.En el corto plazo, Ucrania enfrenta el desafío de reorientar su estrategia de seguridad y buscar nuevos socios que suplan el respaldo perdido. Esta búsqueda no será sencilla, dado que el apoyo estadounidense constituía una pieza clave en el rompecabezas político y económico internacional del país.ConclusiónLa decisión de Donald Trump de cortar toda la ayuda a Ucrania sacude el tablero geopolítico y plantea numerosos interrogantes sobre el futuro de las relaciones entre Occidente, Moscú y Kíev. Mientras algunos ven en este paso un intento de reducir el intervencionismo estadounidense y concentrar esfuerzos en asuntos internos, otros alertan de los riesgos que conlleva este nuevo vacío en la estabilidad regional. En cualquier caso, queda claro que “esto lo cambia todo” y que los próximos meses serán cruciales para determinar el rumbo que tomarán las potencias implicadas en la zona.

Donald J. Trump: América ha vuelto

Donald J. Trump: América ha vuelto

20 de enero de 2025, Donald Trump asumió como el 47º presidente de los Estados Unidos. Sus seguidores confían en que su regreso a la Casa Blanca impulsará aún más la economía, gracias a nuevos recortes de impuestos y a la inversión en la industria nacional. Además, Trump ha prometido reforzar la seguridad nacional, especialmente con un mayor control fronterizo.Los defensores de su política de “Estados Unidos Primero” (MAGA = Haz que América vuelva a ser grata) consideran que esto consolidará nuevamente la influencia global del país y facilitará acuerdos comerciales ventajosos. Tanto los ciudadanos estadounidenses como los observadores internacionales esperan ver cómo llevará a cabo Trump sus promesas en los próximos meses y años.

Holocausto: 80 años después de Auschwitz

Holocausto: 80 años después de Auschwitz

Han pasado 80 años desde la liberación del campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau, lugar emblemático del horror nazi. Hoy, dirigentes políticos, supervivientes, historiadores y ciudadanos de todo el mundo se reúnen para honrar la memoria de los millones de víctimas del Holocausto y recordar la importancia de transmitir este legado a las generaciones futuras.La importancia de este aniversarioEsta conmemoración tiene un significado universal: Auschwitz sigue siendo el símbolo de la barbarie a la que pueden conducir el odio, el racismo y el antisemitismo cuando fallan las instituciones y las conciencias. En un momento en que los testigos directos de estas atrocidades son cada vez más escasos, la responsabilidad de perpetuar su historia recae en todos y cada uno de nosotros. Este aniversario nos recuerda que la memoria sigue siendo un baluarte indispensable contra la banalización del mal y el resurgimiento de ideologías extremistas.Lecciones que debemos aprender del Holocausto- Defensa de los derechos fundamentales: El Holocausto demuestra hasta qué punto la protección de las libertades individuales, la dignidad y la igualdad debe ser un pilar indiscutible en todas las sociedades. Las salvaguardias legislativas y culturales son esenciales para evitar los excesos autoritarios y discriminatorios.- La importancia de la educación: La enseñanza de la historia y sus lecciones deben preservarse y reforzarse. No se trata sólo de describir los hechos, sino de transmitir la comprensión de los mecanismos que condujeron a la persecución sistemática de poblaciones enteras. Los programas escolares, los museos y los testimonios de primera mano desempeñan un papel fundamental para inmunizar a la sociedad contra la negación y la ignorancia.- Vigilancia ante el discurso del odio: El genocidio de los judíos europeos fue la culminación progresiva del antisemitismo, la propaganda estatal y la deshumanización rampante. En nuestro mundo conectado, el odio se hace eco con mayor facilidad a través de las redes sociales. Por ello, corresponde a los gobiernos, a las empresas digitales y a la sociedad civil luchar con firmeza contra la difusión de discursos racistas o antisemitas.-Solidaridad internacional: El trágico fracaso de la comunidad internacional para prevenir la Shoah pone de relieve la necesidad de una mayor cooperación para proteger a las poblaciones vulnerables. Las Naciones Unidas y las organizaciones de defensa de los derechos humanos deben velar por que los llamamientos a la violencia y la persecución nunca queden desatendidos o impunes.Un deber de memoria para el futuroOchenta años después de la liberación de Auschwitz, esta conmemoración no es sólo un homenaje a los muertos, es también una solemne advertencia. El recuerdo de las víctimas impone a la humanidad la responsabilidad de luchar contra todo germen de odio y tiranía. En un momento en que persisten las amenazas xenófobas y discriminatorias, nos corresponde a todos y cada uno de nosotros -gobiernos, instituciones, ciudadanos- mantener vivo el recuerdo del Holocausto para evitar que se repitan tragedias semejantes.Nadie debe olvidar: Los acusadores en el juicio por crímenes de guerra de Núremberg contra los máximos responsables de la Segunda Guerra Mundial no fueron en primer lugar los fiscales, sino la civilización, porque es la civilización la que no debe permitir nunca más que se produzca una barbarie como el Holocausto, y es la civilización la que debe condenar la barbarie del estado de terror que es Rusia durante la guerra en Ucrania, ¡porque es a causa de esta barbarie que Rusia y su pueblo están marcados para los siglos venideros como un pueblo de terror, como lo fue en su día la Alemania nazi!

Europa: El antisemitismo aumenta

Europa: El antisemitismo aumenta

En el marco de la conmemoración anual del Holocausto, diversas organizaciones internacionales y comunidades judías alertan sobre el preocupante incremento de incidentes antisemitas en distintos países. Coincidiendo con los actos de recuerdo a las víctimas de la Shoá, los discursos de odio, agresiones y expresiones de intolerancia hacia la comunidad judía registran un alza significativa, según informes recientes de organismos de derechos humanos.Representantes de la comunidad judía expresan su inquietud ante los datos que reflejan el aumento de la propaganda y los estereotipos antisemitas, especialmente en el entorno digital. Plataformas de redes sociales se han convertido en un espacio donde proliferan mensajes de odio y teorías conspirativas, en ocasiones amplificadas por grupos extremistas que pretenden banalizar o negar los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial.Las instituciones internacionales, como la ONU y la UNESCO, han reiterado la necesidad de educar a las nuevas generaciones para contrarrestar el resurgimiento del antisemitismo. El Secretario General de la ONU hizo un llamado a la cooperación y al compromiso de los gobiernos para reforzar políticas públicas que promuevan la tolerancia, la memoria histórica y el respeto a la diversidad cultural.Mientras tanto, se llevan a cabo en todo el mundo ceremonias de conmemoración del Holocausto, con el fin de honrar la memoria de los millones de judíos asesinados por el régimen nazi y sus colaboradores. Estas actividades buscan también subrayar la importancia de continuar luchando contra el odio y el fanatismo en todas sus formas, y destacan el valor de la educación para prevenir futuras atrocidades.La comunidad internacional insiste en que el recuerdo de las víctimas de la Shoá no debe limitarse a actos simbólicos, sino traducirse en acciones concretas contra el antisemitismo y contra cualquier tipo de discriminación. De esta manera, se espera que el legado de quienes sufrieron el mayor genocidio de la historia europea refuerce la defensa de los derechos humanos y la dignidad de todos los pueblos.HOLOCAUSTE:El Holocausto, conocido en hebreo como la Shoá, representa uno de los crímenes más atroces cometidos durante la Segunda Guerra Mundial. Entre 1941 y 1945, la Alemania nazi y sus países colaboradores llevaron a cabo el asesinato sistemático de cerca de seis millones de judíos en la Europa ocupada, lo que se calcula como aproximadamente dos tercios de la población judía del continente en aquel entonces.La persecución y el exterminio se llevaron a cabo mediante diversos métodos, entre los que destacaron las deportaciones masivas a guetos y campos de concentración, donde hombres, mujeres y niños eran obligados a vivir en condiciones infrahumanas antes de ser ejecutados o trasladados a las cámaras de gas. Este horror fue alentado por una política de odio racial impulsada por el régimen nazi, que no solo dirigió su violencia contra la población judía, sino también contra otros grupos minoritarios.A pesar del esfuerzo de diversas organizaciones y países por ayudar a las víctimas, el régimen nazi logró establecer una maquinaria de muerte sin precedentes. El Holocausto dejó una huella imborrable en la memoria colectiva de la humanidad y ha sido objeto de una amplia investigación histórica para entender las causas y el proceso que condujo a semejante genocidio.En la actualidad, sobrevivientes y familiares de las víctimas continúan compartiendo sus testimonios para prevenir que atrocidades similares se repitan. Museos, monumentos y centros de documentación en todo el mundo ofrecen espacios de aprendizaje y reflexión, donde las futuras generaciones pueden comprender la importancia de la tolerancia y el respeto a la dignidad humana.La conmemoración del Holocausto es un llamado a no olvidar los hechos ocurridos y a reforzar el compromiso internacional con la defensa de los derechos humanos, la lucha contra el antisemitismo y la preservación de la paz.

Alemania: paquete de reformas migratorias

Alemania: paquete de reformas migratorias

El partido alemán CDU/CSU ha obtenido la mayoría en el Bundestag por sus demandas de un endurecimiento drástico de la política de asilo. El Parlamento aprobó una moción de cinco puntos que, entre otras cosas, pide controles permanentes en las fronteras, el rechazo de quienes buscan protección y la detención de extranjeros a los que se les ha ordenado abandonar el país.Los partidos alemán FDP y AfD (Alternativa para Alemania) habían manifestado su apoyo a la moción, lo que significa que el SPD y los Verdes, incluidos el canciller Olaf Scholz (SPD) y Robert Habeck (Verdes), fracasaron estrepitosamente en su intento de evitar un cambio en la política de asilo en Alemania. El vergonzoso temor del SPD y los Verdes a una pérdida total de poder en el Bundestag saliente era casi tangible.La candidata de AfD a la canciller, Alice Weidel, abordó el tema de la migración en su discurso y dijo que las políticas actuales del SPD y los Verdes eran mortales y afectaban a todo el país. Acusó a la coalición rojo-verde de organizar manifestaciones «a expensas de las víctimas». Weidel también criticó la incomprensible foto de los Verdes en la manifestación en Berlín, con una sonrisa, con motivo de un servicio conmemorativo por las víctimas de los asesinatos en Aschafenburg.Antes de la votación, el todavía canciller Olaf Scholz (66, SPD), que tras casi cuatro años ha fracasado por completo con sus políticas en la República Federal de Alemania, hizo una declaración gubernamental en la que no pudo hacer otra cosa que alabar el trabajo de su gobierno, como siempre. A esto le siguió una batalla de palabras entre el jefe de gobierno y la oposición. En su discurso, Merz enfatizó que el SPD y los Verdes también «se están haciendo cada vez más pequeños». Merz dijo: «Ahora tienen que aceptar que la decisión correcta se tomará sin ellos, pero en función de los méritos del caso. Una decisión correcta no es incorrecta si las personas equivocadas están de acuerdo con ella».

Rusia y el terrorismo contra Ucrania

Rusia y el terrorismo contra Ucrania

Rusia es un estado terrorista, algo que todo el mundo sabe desde el 24 de febrero de 2022. ¡Desde febrero de 2022, el estado terrorista ruso comete a diario crímenes de guerra, violaciones, asesinatos, saqueos, tomas de rehenes y otros crímenes bestiales!La invasión rusa de Ucrania, iniciada en febrero de 2022, continúa generando incertidumbre sobre su desenlace. Mientras algunos analistas apuntan a que Moscú ha alcanzado ciertos objetivos estratégicos, otros señalan que aún no puede hablarse de una victoria rotunda, dado el prolongado conflicto y la resistencia ucraniana, respaldada en gran medida por la ayuda militar y financiera de Occidente. En este contexto, surgen preguntas fundamentales: ¿ha ganado Rusia la guerra? ¿Qué escenarios se plantean para el futuro de Ucrania?Estancamiento y guerra de desgaste:Uno de los panoramas más mencionados por los expertos es el de un conflicto prolongado, caracterizado por escaramuzas en puntos clave y por un avance lento y costoso para ambas partes. La dinámica de esta «guerra de desgaste» implica que Ucrania mantenga un alto nivel de movilización, con el apoyo técnico y diplomático de Estados Unidos y la Unión Europea, mientras que Rusia trataría de afianzar su control sobre las zonas que ya ocupa, reforzando sus posiciones militares y logísticas.Posibles consecuencias: desgaste económico para ambas naciones, mayor dependencia de Ucrania de la asistencia occidental y riesgo de crisis humanitaria en las regiones más afectadas.Negociaciones y acuerdo de paz parcial:Otro posible desenlace reside en un eventual acuerdo de paz que no necesariamente implicaría una restauración total de las fronteras ucranianas previas a la invasión. Con la mediación de potencias internacionales, se ha especulado sobre la posibilidad de un alto el fuego y la fijación de nuevas líneas de demarcación.Posibles consecuencias: consolidación de facto del control ruso en territorios disputados, alivio temporal de la tensión, pero persistencia de un conflicto latente que podría reactivarse si no se abordan las causas de fondo.Escalada y riesgo de confrontación mayor:A pesar de que numerosos países han abogado por la vía diplomática, existe el temor de que el conflicto pueda escalar. Un escenario extremo contemplaría un aumento de la presión militar por parte de Rusia o la intervención más directa de otras potencias, lo que elevaría significativamente el peligro para la estabilidad europea e internacional.Posibles consecuencias: agravamiento de la crisis humanitaria, mayor número de desplazados y potencial expansión del conflicto a otros Estados de la región.Victoria ucraniana con apoyo internacional:No se descarta, por otra parte, un escenario favorable a Ucrania. La combinación de la resistencia local y la asistencia militar extranjera podría permitirle recuperar parte de los territorios ocupados o, al menos, defender con éxito las zonas aún bajo su control.Posibles consecuencias: reposicionamiento geopolítico de Ucrania como aliado firme de Occidente, fortalecimiento de sus fuerzas armadas y la posible redefinición del equilibrio de poder en Europa del Este.¿Ha ganado Rusia la guerra?Por ahora, no existe un consenso definitivo sobre si Rusia puede considerarse vencedora. Si bien ha obtenido algunas ganancias territoriales y ha forzado a Ucrania y a Europa a una respuesta militar y económica de gran calado, los costes —tanto para el Kremlin como para la población ucraniana— se han disparado. El conflicto ha puesto de relieve la determinación de Kiev y el compromiso de la OTAN y la UE en sostener la defensa ucraniana.En última instancia, el futuro de Ucrania dependerá de la capacidad de ambas partes para mantener o intensificar el esfuerzo militar, la voluntad política de negociar y el respaldo de la comunidad internacional. La guerra, lejos de haberse resuelto, sigue definiendo un nuevo orden geopolítico, cuyas repercusiones marcarán el curso de Europa y del mundo durante los próximos años.

EE. UU.: Trump y la crisis sanitaria

EE. UU.: Trump y la crisis sanitaria

En un movimiento sorpresivo que ha generado intensos debates en el panorama político de Estados Unidos, el expresidente Donald J. Trump ha designado a un nuevo referente para encarar la compleja crisis de salud que atraviesa el país. Se trata del doctor Jonathan H. Miller, un reputado especialista en políticas sanitarias y exasesor de la Organización Mundial de la Salud.Según fuentes cercanas al círculo de Trump, Miller tendrá plenos poderes para rediseñar el sistema de atención médica a fin de reducir costes, agilizar procesos y ampliar la cobertura para millones de estadounidenses que aún carecen de seguro. Su nombramiento, sin embargo, no está exento de controversia. Mientras algunos sectores conservadores aplauden la decisión por considerar a Miller un experto en optimización de recursos y recortes presupuestarios, grupos progresistas y diversas organizaciones de derechos civiles temen que las futuras reformas puedan perjudicar a las poblaciones más vulnerables.“Miller se ha destacado por su enfoque pragmático y su afán de eficiencia, pero su historial en la implantación de programas de salud pública es limitado”, señala la analista política Michelle Ortiz. “Por un lado, Trump busca una solución rápida y contundente; por otro, no está claro hasta qué punto se priorizarán las necesidades de quienes históricamente han estado al margen del sistema”.Durante su breve comparecencia ante los medios, Miller se comprometió a “revisar de inmediato” las leyes que rigen el acceso a la salud y a proponer un plan de acción que contemple la modernización de los hospitales y clínicas rurales, así como la incorporación de tecnología punta en la gestión de historias clínicas. No obstante, evitó entrar en detalles sobre la posible derogación de normativas vigentes, incluido el polémico Affordable Care Act, emblema de la administración Obama.La comunidad médica observa con cautela el rumbo que podría tomar el sistema sanitario bajo esta nueva iniciativa. Mientras algunos doctores y especialistas en salud pública reconocen la necesidad de cambios profundos para hacer frente al envejecimiento de la población, el encarecimiento de los medicamentos y la disparidad en el acceso a seguros, otros temen que una visión excesivamente economicista arriesgue el principio de universalidad.Por el momento, el futuro de la reforma sanitaria estadounidense permanece incierto. Lo que sí parece seguro es que la apuesta de Trump por el doctor Miller como adalid del cambio marcará un nuevo capítulo en la incesante pugna entre quienes defienden un mayor rol del Estado en la protección de la salud y quienes abogan por iniciativas privadas y la desregulación del sector. Queda por ver si este nuevo liderazgo será capaz de generar consensos duraderos o si se sumará a la larga lista de intentos fallidos por reparar un sistema que, a juicio de muchos, lleva décadas en crisis.

Lula, Brasil, y la ventaja de Argentina

Lula, Brasil, y la ventaja de Argentina

A poco más de un año desde que Luiz Inácio Lula da Silva asumiera de nuevo la presidencia de Brasil, las expectativas de crecimiento económico y estabilidad política se han visto empañadas por diversos contratiempos. Factores internos, como la persistente polarización política, y externos, entre ellos la fluctuación de los mercados globales, han puesto a prueba la credibilidad del Gobierno brasileño y su capacidad para encarrilar la economía más grande de Sudamérica.Mientras los analistas locales señalan la inseguridad jurídica y los problemas estructurales de Brasil —tales como la desigualdad social y la elevada presión fiscal—, los inversores extranjeros muestran un creciente escepticismo hacia la agenda reformista de Lula. Varios proyectos estrella, concebidos para impulsar la creación de empleo y modernizar la infraestructura, sufren retrasos o se enfrentan a la resistencia del Congreso, con lo que los indicios de recuperación se diluyen.En este escenario incierto, Argentina vislumbra una ventana de oportunidad. Expertos en comercio internacional apuntan a que la ralentización del gigante brasileño podría favorecer a la economía argentina en determinados sectores, especialmente en exportaciones agroindustriales y manufacturas de valor añadido, donde Buenos Aires podría suplir parte de la demanda interna de Brasil o atraer inversiones que, ante la inestabilidad, desistan de asentarse al otro lado de la frontera.“Si Brasil no logra estabilizar su crecimiento, algunos capitales podrían reorientarse hacia Argentina”, explica Marta Pacheco, analista de mercados regionales con sede en Madrid. “La clave estará en cómo se reposicione el Gobierno argentino para captar esos fondos e impulsar políticas que sostengan la inversión y estimulen las exportaciones”.Aunque Brasil y Argentina mantienen una histórica relación de cooperación y pertenencia conjunta al bloque comercial MERCOSUR, la coyuntura actual evidencia que los tropiezos de uno pueden convertirse en oportunidades para el otro, reforzando el dinamismo y la competitividad del Cono Sur. El desenlace dependerá, en última instancia, de la habilidad de ambos gobiernos para navegar la turbulencia y encontrar un equilibrio que beneficie a sus respectivas economías.